Hay que cambiar la concepción tradicional de hacer tres comidas al día (desayuno, comida y cena), para incluir un tentempié a media mañana y otro a media tarde, hasta totalizar cinco comidas. Pero no hay que confundir esto con el "picoteo" a todas horas, que es claramente perjudicial.
El objetivo de estas cinco comidas es que el cuerpo tenga la energía que necesita a lo largo de todo el día, evitando llegar a la comida o a la cena con tanta hambre que nos demos "atracones". Además, comiendo más veces, pero menos cantidad, se facilitan las digestiones.
En base a lo anterior, hay dos cosas que debemos evitar a toda costa. En primer lugar, jamás debemos saltarnos comidas, especialmente el desayuno.
La segunda cosa a evitar es el "picoteo" entre horas, que a veces se convierte en incesante. Su efecto es perverso por varias razones. En primer lugar, no somos plenamente conscientes de que estamos comiendo.
Pero además, la calidad de lo que "picamos" (galletas, papas fritas, hamburguesas, azucares...) casi siempre es peor que lo que nos ponemos en el plato, tanto desde el punto de vista nutricional como respecto a su capacidad engordante. Por último, el "picoteo" supone una perversión o desorden de nuestras costumbres, un descontrol sobre lo ingerido, un "todo vale" mucho más difícil de controlar que cuando nos sentamos a la mesa.
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